Salí de la ciudad, ribera abajo, al encuentro solitario del barco que aguardaba, sin saber cuándo vendría.
Llegué hasta el muelle viejo, esa construcción inexplicable, puesto que la ciudad y su puerto siempre estuvieron donde están, un cuarto de legua arriba.
Entreverada entre sus palos, se manea la porción de agua del río que entre ellos recae.
Con su pequeña ola y sus remolinos sin salida, iba y venía, con precisión, un mono muerto, todavía completo y no descompuesto. El agua, ante el bosque, fue siempre una invitación al viaje, que él no hizo hasta no ser mono, sino cadáver de mono. El agua quería llevárselo y lo llevaba, pero se le enredó entre los palos del muelle decrépito y ahí estaba él, por irse y no, y ahí estábamos.
Ahí estábamos, por irnos y no.
23 de diciembre de 2007
"Zama", por Antonio di Benedetto, 1956. Está dedicada "A las víctimas de la espera". Estos primeros párrafos son un aporte de Alberto Celesia.
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1 comentario:
Esta novela es impresionante. Siempre me gustaron los cuentos de Di benedetto. Pero hace poco lei Zama y me partio el bocho.
Santi
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